Hasta el próximo 21 de febrero estarán abiertas las inscripciones para postular al Taller de Crónica que la Fundación Nuevo Periodismo realizará, del 24 al 28 de marzo, en el Festival Iberoamericano de Teatro.
Ernesto Cortés, editor general de El Tiempo, asistió a un entrenamiento similar organizado por la FNPI en Festival de la Leyenda Vallenata, en 2009. Para el periodista, la de Valledupar fue “una experiencia grandiosa que te permite inmiscuirte en una cultura llena de encanto, de emociones, de vida”. Es un ejemplo de reportería pura “búsqueda, confrontación, anécdotas, datos, historia, memoria y asombro”.
Karen De la Hoz ¿Cómo definiría su experiencia como participante en el taller de crónica, organizado por la FNPI, en el festival de la Leyenda Vallenata?
Ernesto Cortes. Es de esas experiencias que dejan lecciones muy marcadas. Siempre he dicho que el conocimiento más valioso es el que se adquiere a partir de la experiencia. Y lo de Valledupar fue eso: una experiencia grandiosa que te permite inmiscuirte en una cultura llena de encanto, de emociones, de vida. Y cuando para ello se cuenta con un gran líder, un guía en estas lides, como el maestro Alberto Salcedo, a esa experiencia se le saca más provecho, porque entonces los detalles, las conversaciones, la gente, la música no pasan de largo, sino que te detienes y te inmiscuyes en ellas. Es un taller que te abre los ojos, definitivamente. Aparte de eso, aprendes cantidades de un fenómeno que no es, ni más ni menos, nuevo en el país y que definitivamente para entenderlo a profundidad hace falta la experiencia de vivirlo.
K.D. ¿Cuál fue la dinámica de trabajo del taller? ¿Hubo equilibrio entre la parte teórica y práctica?
E.C. Hubo equilibrio y era necesario y oportuno. Las pautas siempre fueron claras, los personajes irremplazables y el desarrollo final dio la puntada definitiva a un trabajo que contó con todos los elementos necesarios para convertirlos en lecciones de vida. El horario estuvo bien distribuido y, lo más importante, sentí que hubo tiempo suficiente para todo.
K.D. ¿Qué herramientas para mejorar las habilidades de reportería y redacción se aprenden en un entrenamiento como este?
E.C. No sé si se aprenden o se redescubren. La mejor definición es que se vuelve a la esencia del oficio: la calle y la búsqueda permanente de ese momento que, como decía Salcedo, nos conmueve y nos empieza a marcar el camino de una buena historia. Es la reportería pura: búsqueda, confrontación, anécdotas, datos, historia, memoria y asombro.
K.D. Este tipo de talleres generan intercambio de experiencias y visiones sobre el periodismo enmarcadas en la pluralidad geográfica de los participantes, ¿qué valor le concede a este aspecto?
E.C. Después del taller mismo es la mejor experiencia posible. Y lo digo con plenas facultades, pues mi grupo incluyó a una argentina y una chilena que simplemente quedaron alucinadas con todo lo que vivieron del festival y del taller. Además porque se aprende desde el punto de vista de ellos, tienen otras preguntas, otros enfoques, otras miradas y advierten cuestiones que no advertimos nosotros. Por ejemplo, la cultura machista de los vallenatos; el mundo mágico de las historias en las canciones; la misma gastronomía, etc. Creo que ese cruce cultural de reporteros de aquí y allá amplia el panorama de talleres como este.
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Bonus. Hoy a la 5 de la tarde, hora colombiana, Esther Vargas, especialista en redes sociales, hablará sobre los usos de Twitter para periodistas. Pueden inscribirse en este enlace.